Menos mal que todavía nos queda el dolor. Dolor, cuanto dolor. Somos tan blandos que el dolor llega mucho después de la apuñalada. No nos duele el efecto de hacer daño sino los pensamientos y química que nos pasa por la cabeza minutos después del culmen, ese instante donde nos arrebatan algo. No se sabe como pero nuestro organismo entra en depresión y tristeza. Esas horas, minutos o segundos son muy dolorosos. El tiempo no es lo importante sino la sensación tan exagerada que nos pasa por nuestro organismo. Aumenta la tensión ocular, lloramos. La garganta se dilata presionando nuestra alma sin apenas poder llorar, ni gritar. Los músculos se contraen para que de alguna manera nos quedemos bloqueados como seres indefensos. Y acabamos dando mucha pena. El dolor se subsana de muchas maneras. La mejor es que de alguna manera si fue producido por una persona. Esa persona adquiera la culpabilidad y de alguna manera se arrepienta de sus actos dando un abrazo a la persona dolorosa. Somos m
Mil cosas escritas sin pensar: pensamiento, sicología, evolución personal...