Triste, soledad, pero, a veces, libertad y serenidad. Me canso del descontrol de la vida, me canso del devenir, y, sin embargo, disfruto de las emociones, o sufro de la cruel realidad. Siempre sufro, siempre soy egoísta, pero, otras veces, soy otra persona. Recuerdo los malos momentos y los guardo en mi ordenador. Disfruto de los buenos momentos, pero los dejo escapar porque me parecen fáciles de repetir; me doy cuenta de que no. Me paso la vida perdiendo el tiempo buscando los buenos ratos cuando, la realidad, es que los dejo escapar porque fueron fáciles de conseguir. Sufro y después me libero. Disfruto y también sufro. Son golpes y reparaciones de mi mente los que puedo vivir. Disfruto sufriendo para obtener objetivos. Pero cuando el sufrimiento es mayor y el premio es menor, querer luchar por los ideales y las bondades de la vida crujen la salud y se nos escapa. Lloro por dentro y me cabreo por fuera. Deseo muchas cosas y a la vez no sé lo que deseo. Sufro y sufro por encontrar a
Mil cosas escritas sin pensar: pensamiento, sicología, evolución personal...