La muy coqueta no dejaba de tocarse el pelo y mirarse al espejo... eso indicaba espera, impaciencia, deseperación, no llegaba su querido. Él nunca le hacía caso, siempre se olvidaba de ella.Siempre se recordaba de él, cada vez que le faltaba, ella pensaba más en él: en sus ojos, en su sonrisa (como fruncía esa boca y dejaba ver esas arrugas seductoras), en su pelo largo y bien colocado siempre. Él, sin embargo, nunca pensaba nada en ella. Estaba en sus cosas, el deporte que practicaba, el equipo que le gustaba... y de vez en cuando se recordaba de la niña del paño rosa enroscado en su largo cuello, su pelo recogido, su cara redonda pero sin perder su extensión alargada, su piel pálida, rosada, suave (le ponía la piel de gallina cada vez que se rozaba)... sus estilizadas curvas que jugaban con la vista hasta llegar a la cara... con la que se quedaba paralizado de lo bonita que era... ojos grandes que te miraban con temerosidad pero con cierta ternura y emoción..., boca carnosa pero deli
Mil cosas escritas sin pensar: pensamiento, sicología, evolución personal...