No sabía como salir, mi oido estaba inavilitado. No me funcionaba el equilibrio . ¿Cómo podría engañar a los científicos para que me dejaran bien este sentido? No tenía tiempo, al menos, yo me temía lo peor. Llevaba minutos, horas ahí. Sentía que mi situación no era la mejor. Pensaba que el tiempo no era una ventaja. Se me vino a la idea de escapar a las locas, sin más motivos, sin saber mi siguiente paso. Lo único claro que tenía en la mente era, descontando que estaba mareado, mi muerte. Tenía que buscar la manera para engañarlos, haciéndolos dudar durante algunos minutos, de que mis sentidos estaban en buen estado. Yo sabía que ellos seguían un protocolo, unas instrucciones que seguían a raja tabla pero tal vez si yo fuese capaz de introducirme en su sistema, podría modificar los resultados de mi operación y cuando se dispusiesen a comprobar mi estado, una vez enchufado, poder recuperar mis habilidades, la otra alternativa era buscar un vehículo autónomo que me llevase a un lugar s...
Mil cosas escritas sin pensar: pensamiento, sicología, evolución personal...