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Mostrando entradas de diciembre, 2012

En un laboratorio clandestino de la ciudad

Continuaba drogado y en ese momento mis ojos estaban quedándose ciegos por motivos que desconocía. Lo único que veía eran halos sobre un paisaje oscuro que no hacían más que dar vueltas sin sentido. Me mantenía quieto, o eso era lo que intentaba, y sin embargo el sitio no paraba. Cada vez que daba un paso o intentaba ponerme en pie de forma estable mis piernas parecían que se apollaban en un vacío sin suelo hasta que lo encontraba un escalón más abajo. Tras ese movimiento para intentar mantenerme herguido... volvía a caer y quedarme de rodillas. Hasta que a la vigésima vez me quedé tumbado en la oscuridad giratoria en la que me adrentara ya hacía varios minutos. Mi mente y mi cuerpo, no resistieron más tiempo, quedándome tumbado e inconsciente. El tiempo se detuvo. Al cabo de un rato empecé a abrir los ojos. Ahora veía una claridad brillante que me hería, me hacía doler los ojos y los cerré. Pero no quería volver a quedarme otra vez frito e insistí en la apertura de mis globos ocula