La vida es una constante mentira maravillosa. Nuestra mente escoge lo que necesitamos para sobrevivir y lo otro lo oculta, lo opaca. Una ilusión seleccionada por rutinas y costumbres, con ciertos cambios que son mucho mejores que lo habitual. La novedad persevera si es dicha. No sé, algo así.
Ayer fue un día de mierda en el trabajo, ayer fue un día especial en mi persona que se recordará porque me sentí un hombre con suerte (lucky man), jaja. Lo que sea. Hubo varios sucesos interesantes, especiales que ...
Nada, me explico:
mañana normal de una semana cualquiera en la que me levanto como todos los
días, como un plátano y bebo un vaso de agua para después andar unos quinientos
metros donde tengo mi coche rojo. Mañana con un montón de cosillas de las que subsané
solo
las menos importantes pero que me ocupaban espacio, todavía tengo en la
mesa un requerimiento peliagudo. Papeleo y llamadas constantes que me robaban
el tiempo además de perder el tiempo en mis pensamientos (no es perder mi
tiempo sino él de la empresa contratante). Todo bien hasta aquí.
A mitad de mañana veo a una compañera que está todavía en la nave cuando a esas horas lo normal es estar en casa preparando la comida para luego volver al mediodía para los servicios de la tarde. O lo que se haga por las mañanas de un día corriente. La llamo, le pregunto ¿por qué todavía está aquí? Me responde que tuvo una pequeña avería en el autobús y que estaba muy preocupada por todo. Estaba esperando por Javier que lo llevó al taller de la marca para mirar a que se debía todo eso. Le dije que lo llamara para despreocuparse y poco después la pregunté si quería que lo llamase yo. A lo que respondió rapidamente que "si, por favor". En fin, llamo a Javier y me dice que fue porque las palancas de emergencia estaban a medio activar. Todo solucionado. Ella muy agradecida y tal, pero no quería marchar. Y le dije: mira, si quieres puedes usar el aspirador o lo que te haga falta para limpiar tu coche porque parece que no quieres marchar. -Ella, muy tímida-, sí, la verdad es que no tengo nada que hacer. Gracias, Juan. -dijo con su voz melosa-. Nada que agradecer -yo contestando medio tímido-.
Se puso a limpiar su coche a su manera, dejándose llevar por el tiempo mientras que yo desde la oficina entre trabajo a trabajo la observaba para ver si estaba bien. Soy tonto. No sé. Es una chica tan riquiña y con esa voz de buena persona que me desarma. Pero yo siempre pasando de ella. Pues nada, llega la hora de ir a comer. Bajo hacia el baño y están mis compañeros al cuento con ella diciendo que bonito y grande es su coche -tan pronto me vieron convirtieron la conversación hacia mí- esto sí que sería un buen coche para conducir, ¡ehh, Juan! -Sí, la verdad es que es muy chulo, pero es mucho coche -dije preocupado por el zasca que venía a continuación.
Después, se dirigen a ella y le pregunta que si hubiera una persona en el coche... bueno no sé muy bien... para luego decir que en ese coche no se daba saltado bien que era muy alto el paso de un asiento a otro y -...ella contestó incauta- sí que se pasa bien, lo tengo hecho muchas veces en los parkings cuando queda muy justo el coche. -Ellos mirando para mí, insinuando algo, no sé muy bien lo qué y diciendo- ¡ves Juan, ese sitio está hecho para ti! -Contesté- es demasiado coche para mí. Ellos se quedaron mirando para mi agitando las cabezas hacia los lados de forma negativa pensando, no te enteras.
Nada, me fui, educadamente y en silencio, un poco avergonzado.
Al rato fui a comer con ellos, comí rápido y dije que iba a tomar café, ellos ya pensaban que iba a ir con ella. Les respondí que con un amigo. No me creyeron, para luego, insinuarme otra cosa.
Me marché y tuve una velada interesante con una amiga que conocí en Tinder.
Nada para luego tener otra historia con mis compañeros, y quizás ellos que son frívolos y que no analizan todas las circunstancias, tengan la razón toda, de que era mejor quedar con ella al café. Estaba sola y desamparada.
Yo hice lo que me dio la gana y creo que hice bien porque con la otra chica ya quedara el día anterior, hay que ser persona y tener respecto con uno mismo.
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