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Por las mañanas

 Por las mañanas solitarias conduciendo al trabajo te asomas por delante de la luna de coche con una sonrisa. Estás ahí, a tamaño panorámico, traslúcida delante de un paisaje de carretera, sonriendo, espectacular, espectral, radiante, con unos ojos azules que me sonríen haciéndome despertar de una noche larga de poco sueño debido a mi mundo estresante-no estresante por la dificultad y cantidad del trabajo. Estresante por las circunstancias que no me son controlables y atacan.

Estabas ahí, acompañándome con tú pelazo castaño ondulado brillante y sedoso. Con tu cuerpo vestido con mallas grises y camiseta corta amarilla, con magas vaporadas que se movían con la brisa de la primavera. Estabas estática pero muy expresiva, provocándome ilusión, ánimo, mejoría en mis expectativas.

Mi camino continuaba hacia lo que parece el infinito, mi camino un poco más cerca del fin, pero contigo delante y dándome infinitas oportunidades para ir más allá, contigo.

Mi imaginación diciéndome que eres la correcta para acompañarme en mi vida y sintiendo miedo, terror porque no veo sentido a mis pasiones, devociones, sensaciones. Me agarro a todo eso porque me hace sentir bien y como un joven entusiasta lleno de miedos y química en su interior que le hace afrontar y sufrir la vida en desmedida, pero que eso le hace sentir menos temor a la muerte. 

Tú me ayudas a sentir la muerte más lejos porque el tiempo se paraliza cuando pienso, cuando te imagino, cuando intensifico esa sensación brutal que me provocas. 

Te veo y me sonrojo, me siento feliz; quiero olvidar este enamoramiento, pero no soy capaz, porque no quiero perder la sensación que tengo. Es demasiado bueno para ser verdad.

¿Por qué me puedes gustar tanto? ¿Por qué no soy capaz de alejarme de ti y a la vez tampoco soy capaz de acercarme? ¿Tengo demasiado tiempo del pasado acumulado con otra persona que ahora me es imposible iniciar otro período de tiempo con otro nuevo amor? ¿Esta costumbre del primer amor me ata para volver a querer para siempre a otra persona? ¿Mis hijos tienen que ver algo en esta ecuación?

Sigo, sigo, sigo el camino, es 30 de marzo (21-3-2024) y no encuentro el momento para cogerte de la cintura y decirte algo incontable e incómodo que te pueda hacer sentir especial y hacerte brindar una posibilidad para estar conmigo. Solo pido tiempo para conocerte. Un trimestre, un cuarto de año inolvidable que pueda transcender en nuestra vida. Como las películas maravillosas que hay de los amores de verano. Un amor exprés con un desenlace bonito para los dos.

Me muero y quizás siga dejándome llevar por el agua de la vida que me arrastra hacia el final, un mar, para todos igual. El trayecto está siendo tranquilo, evito los trozos de árboles, por los acantilados me relajo para que no me duela tanto la caída, me olvido de los pequeños golpes y evito los grandes... me gustaría sufrir el paso del tiempo emocionalmente y físicamente. Me gustaría tener que contar, sin contar nada. Me gustaría estar contigo.

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