Tras haber dado positivo en un test de estos de farmacia en casa y ver que tenía un pequeño catarro... decidí advertir a mis compañeros de la oficina que tenía el virus.
Ya no fui a trabajar al día siguiente. Estaba bastante bien pero con la impresión perdí motivación y me entró la ansiedad. No puedo estar cerca de mi familia, de mis hijos, de mi mujer. Tengo que estar con mascarilla y la vida cambió. Todo por alguna imprudencia que no logro entender en qué momento la puedo encajar.
En fin, el primer día después del primer test fue una cosa que me vino bien. Tenía ganas de vacaciones. Mente y cuerpo descansaron, desconectaron de la vida. Un gran punto de inflexión. Llamé al médico para hablarle de caso y ella me aconsejó que hiciera el test para tener un resultado oficial. Me explicó las pautas que tenía que tener en cuenta y además me dijo que aplicara el sentido común... para mí eso es complicado y nunca me pareció que yo tuviera mucho de eso.
El problema vino cuando mis hijos se escapaban de mi por el miedo al bicho y nada... como si fuese un apestado... separado en un par de habitaciones, con las ventanas abiertas... eso si con la comida en la puerta para que no pasase hambre... cuanto me quiere mi mujer... estos días me mimo de sobremanera.
Comí demasiado, vi la tele demasiado, vicié a los videojuegos demasiado y todo... demasiado.
Ignoré a casi todo el mundo que me llamaba o whatsappeaba... contestando con apenas monosílabos, siendo como lo que soy, un egoísta.
Los días pasaron y al tercer día retomé el trabajo porque no me daban baja... solo se la dan a médicos, a trabajadores sociales de geriátricos y de prisiones. A la gente normal, no le dan baja si no está mal. Mis síntomas eran, algo de tos, más bien seca, sin mocos, dolor muscular pero algo más agudo... y también dolor de cabeza, solo a veces.
Pero nada más. Llegó el finde y también hice el vago. Bueno... hice la comida puse lavadoras, lavavajillas, limpié, aspiré hasta pinté un poco la pared. Pero la verdad es que los hombros y rodillas y los riñones me dolían bastante. También me siento cansado cada vez que subía por las escaleras provocándome un dolor intenso de rodillas y desfallecimiento físico. Sin embargo, no me canso al andar.
Todas estas sensaciones pueden venir de la sensación de apestado que tengo. Del desplazamiento social. Además de mis condiciones atléticas que en estos tiempos están empeorando... estoy engordando y tengo una lesión en el tendón de Aquiles que no se recupera, tengo miedo por esta lesión. Tengo miedo de tener que dejar de jugar al fútbol.
Al final, todas estas sensaciones vienen todo de la vida de locos a la que estamos sometidos.
Todo esto es debido a que no hacemos lo que queremos. Hacemos lo que nos da dinero y dedicamos nuestro tiempo libre a las cosas más banales que nos venden pero que están vacías.
Hay ocio más enriquecedor pero que no lo publicitan tanto.
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