Cosas que podría escribir pero que me resultan avergonzantes:
Ni idea, soy un vacío dentro de mi cabeza. El caos se mezcla dentro de un orden desestructurado que encuentra halos de geometría dentro de ese caos. Mis neuronas son un espacio infinito que se comunican hasta que se desordenan y explotan para de vez en cuando surjan ideas magistrales.
Muéstrame las entrañas que yo te enseñaré las tripas.
Tú dispara que me suicidaré primero.
¿Cuándo parece que llegas al final del camino, pero los pasos continúan?
Podrido de ideas sucias y aterciopeladas.
Cuando explicas a tu hija de 7 años como tienen hijos los perros y le dices, fríamente y sin tapujos: que el can se pone encima de la perra y le introduce el pene en su vulva y le deja la semillita...
Vergüenza ajena, y asco... y la poca vergüenza que tengo.
Siempre me gustó jugar con muñecas y vestidos.
Siempre deseé ser mujer, pero me gustan las mujeres y cada vez más, quiero tenerlas cerca de mí.
Esa idea de ser mujer fue muy intrínseca a mi porque siempre deseé experimentar con mi cuerpo y pensar que las mujeres tienen una experiencia única en la vida que es dar vida siempre me produjo envidia sana. Me encantan las personas, pero adoro a la mujer como forma especial de la vida que da vida y tiene cosas que nunca un hombre experimentará. ¿Por qué tuve envidia? ¿Por qué me olvidé de todo aquello que envidiaba y lo convertí en algo olvidado?
Este mundo es muy disfrutable, el mundo corre demasiado rápido y para los sentidos parece que todo está estático, pero sin embargo existe una brisa de aire continua que fluye por el terreno y desgasta todo lo que encuentra trasladándolo y cambiándolo; cómo si ese polvo viajara en forma de semilla para nacer en otro lugar, pero en un incesante movimiento que en la vista con perspectiva del tiempo parece que nada cambia.
Los niños están en entorno controlado que para ellos es siempre igual, pero para el adulto se va viendo un atisbo de cambio que según entras en años, todo es nada. Y todo lo que quisiste tener se perdió y solo quedan recuerdos. Lo material es efímero y nos aferramos a ellos porque cada objeto que compartió vida con nosotros es algo que al verlo hace recordar. Hoy en Facebook una foto de un paso de cebra mojado me recordó a una espera interminable que tuve en Moaña cuando llevé a mi hermana a, creo, una entrevista de trabajo... sin embargo, otras fotos más representativas de ese lugar no me generaron tantos sentimientos como ese paso de peatones mojado y borroso que hice con mi móvil. Estoy dudando si era un Nokia o un LG...
...otras cosas que dejo a un lado... y no escribo de ellas... algunas cosas digo tonterías sobre ello, ...
El sexo me deja vacío. Me encanta, pero me deja vacío. Es una cosa rara, me deja sin motivos para vivir. Me agoto, con el hedonismo, es algo que disfruto pero que desde que llevé un golpe en uno de mis testículos, ando a medio gas. Me desvanezco por culpa de llegar al culmen, y, ni ganas tengo de lavar las manos después de mancharme de lefa. Esto me pasa, sobre todo, los sábados, estoy solo y la rutina, entre una cosa y otra acabo por limpiarme eso a los calzoncillos o a los pantalones del pijama. Antes, me daba sueño, ahora me da hambre de porquería industrial. Después de mucho dulce, duermo. Y luego entre hacer las tareas de casa (planchar, cocinar, aspirar, lavadoras, ...) vuelvo por otro poquito para después sentirme fatal conmigo mismo. Siendo posteriormente un mal marido que no le da el gusto a su mujer o si se lo da, se lo da con falta de ánimo y sin ningún ápice de sentimiento.
Los sábados solo soy un hombre vacío que va a jugar por las tardes al fútbol con sus compañeros y lo poco que consigue es dolor corporal y cierta aprobación de mis compañeros. Incluso me siento querido, esas palabras de ánimo de pasión me alegran el día.
El mundo se cierne sobre mí y acaba con mi vida. ¿Por qué digo esto? Porque... no lo sé, quizá porque el tiempo me está destrozando las pasiones, las metas, las ilusiones. Solo veo la vida a través de los ojos de algunos héroes mediáticos: como puede ser, ahora mismo, Rafa Nadal, gran tenista que tengo en la mente, no como el primer tenista al que sigo, si no al mejor, ... aunque de pequeño disfrutaba viendo el tenis femenino porque era mucho más lento y disfrutón. Había más juego, ... como se dice ahora... el rally de golpes era más grande. A.Sanchez Vicario, la vi ganando varios Roland Garros. A Sergi Bruguera lo disfruté muchísimo con sus saques liftados en tierra batida. También disfruté mucho con Gustavo Kuerten como un monstruo en Roland Garros que hacía lo que quería en la arcilla... para mí el malvado de la película que ganó una vez o dos cerca de las finales a Bruguera.
Después vino A.Corretxa y Carlos Moyá(el primer español en ser nº1 aunque tan solo una semana). Y ya, cuando era un adolescente aparece ese fenómeno que es Nadal.
Me olvidé de Steffi Graf, la mejor, y para mí la malvada que no podía ganar Arantxa hasta que le ganó.
Después apareció la jugadora que más me gustó en el juego, pero sin embargo que más odié que fue Martina Hingis (Suiza). Por culpa de esta tenista le puse el nombre a mi hija. También me recuerdo de la reaparición de Agassi cuando ya era un pelado que anunciaba las cuchillas de Gillette. Como pegaba a la pelota... el muy cabrón... de los pocos americanos que jugaban bien en arcilla.
Me acuerdo de ver muchos partidos en el mes de junio, sudando en el sofá y disfrutando toda la tarde o padeciendo por culpa de todos estos. Wimbledon me parecía 'caca', porque no entendía un juego con tan pocos golpes, ... solo saque y volea... y todos de blanco aburrido. Aunque Sampras me cautivó, en los resúmenes de Canal+ deportes de los sábados, ¡Qué porte tenía!
... (me olvidaba... Juan Carlos Ferrero también estuvo ahí, conmigo en el sofá, jeje).
...continúo con las cosas de las que nunca hablaría...
Pura palabrería, dentro de mi mente perversa, atada a secretismos y a tonterías que me inculcaron en educación.
¡Cómo diría el "Joker" "quiero ver arder al mundo"! O "no", ese soy yo, una persona cambiante que escucha, pero no calla, grita y se cabrea, después piensa y se disculpa. Por lo que veis, soy la persona más egoísta del mundo, pero sin miedo a compartirlo.
Soy una mente abierta a las ideas, pero creo que todo el mundo piensa que hay pensamientos que, ni de coña, se pueden pensar. Pero, creo, estoy convencido: hay ideas que nunca se pueden olvidar. Hay que seguir teniendo el recuerdo popular para que la maldad que conllevan esas ideas no se pueda repetir nunca jamás.
La, la, la, locos están otros, locos los que piensan que no están locos. Dándolo todo para no dejar pieza sin cabeza.
Nota: El la, la, la, hace referencia al estribillo de Terra de las Tanxugueiras que está tan de moda; quedándoseme pegado como de un chicle en la suela de la zapatilla se tratase.
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