Tal como vinimos nos vamos.
Parece que las cosas no cambian... y mucho.
Me parece que fue ayer cuando disfrutaba de las fiestas familiares con todos mis primos y tíos.
Poco a poco solo queda el recuerdo: Tristeza y melancolía.
Desde que nací existía gente que marcaba tendencia. El mundo en que nací está desapareciendo. Se mueren ídolos, se mueren personas que marcaron mi vida de alguna forma. Se muere la impronta de grupos que eran eternos, icónicos, parecía que, aunque no quisieses, en algún momento de la vida, podrías escucharlos, disfrutando, en directo.
El mundo sigue joven, el mundo sigue rodando.
Sigue naciendo la esperanza y aunque todos los viejos pensemos que los jóvenes... no nos engañemos, siempre hubo algo de todo...
Solo me entran ganas de llorar, por la vida. Veo que la "boca roja echando la lengua" se disipa de la realidad pasando a otro plano... supongo que algo celestial o ¿satánico?
Con la muerte de gente que marca hitos, finaliza una etapa y empieza algo diferente. Tenemos siempre los recuerdos, pero los que vienen, no podrán disfrutar de todo lo que pudimos disfrutar.
Soy un individuo único, en una época única.
Futbolistas increíbles, músicos perfeccionistas, jugadores de baloncesto fantásticos que solo mis sentidos, y los de otros millones como yo, pudieron ver, escuchar delante del televisor. Pudimos soñar y disfrutar... soñar en conseguir llegar a ser alguien admirable como esa gente que no está o se está difuminando.
Es muy triste ver que las pasiones se nos van de las manos. Es muy triste que todo lo que valorábamos o veíamos como normal, se convierta en pasado, en un humo disipándose... y que la memoria de todos nosotros se va perdiendo como las personalidades que mamábamos, que ahora están en peligro de extinción; entrando en el túnel del olvido.
Pienso en los abuelos, los bisabuelos, que ven como están llegando al final de su vida y solo le quedan los recuerdos y las consecuencias de su propia existencia, los nietos.
Los nietos que cuando se hacen grandes no son capaces de estar con sus abuelos porque le parece que hay un mundo por descubrir. No están engañados pero el mundo lo tienen delante de sus narices...
Soy un nieto que se lamenta de no estar lo suficiente con los mayores porque el mundo que se está perdiendo con el paso del tiempo es el único mundo que no podremos revivir.
No buscamos tiempo para escuchar esas historias que definieron la personalidad de nuestros padres, de nuestros abuelos y de diferentes épocas de nuestra vida.
Me siento triste porque no sé dónde empezar para cambiar la rutina que me esclaviza y que me hace olvidar que las cosas más pequeñas son las que te hacen sentir bien. Te emocionan. Te hacen vibrar.
Hablamos, escribimos, pero muchas veces se nos olvida que para saber se necesita escuchar y vivir sin parar.
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