Cuando vemos en una cesta de manzanas una podrida la retiramos inmediatamente para que no se estropean las demás. La toma de decisión es rápida y fácil porque debido a que estamos observando ese grupo de manzanas de una forma objetiva y externa al problema.
Cuando hay una manzana podrida en la sociedad, no la damos distinguido objetivamente entre el resto de las personas. Somos personas y no tenemos un pensamiento racional frente a las personas que nos rodean. Los sentimientos nos modifican la percepción de las personas. Además ¿quién dice que no sea uno mismo la manzana podrida? En este caso el punto de vista no es real porque las buenas, las maduras, las verdes son para la manzana podrida el problema.
En este momento, tenemos que tomar decisiones gracias a la experiencia previa, pero hay cierta incerteza. Puede que si la sociedad está toda podrida la única manzana sana es la que se irá al garete porque para una manzana podrida la manzana buena es la podrida. La manzana sana es la que hay que erradicar.
Menos mal que en el mundo hay mucha variedad y frente a esa variedad se puede clasificar, cuantificar y hacer estudios para encontrar de donde proviene el problema.
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