Cansancio, lentitud.
El movimiento de la sombra tras los minutos que pasan.
Mirando para un lado, después para otro.
El ruído del pestañear.
El sonido de los motores de los vehículos que circulan por la calle que se vislumbran desde mi ventana.
Animales haciendo ruído: el agitar de las alas de las palomas que cagan en la fiestra de mi oficina. Los pasos de los de arriba.
La presión que ejerzo con mis dedos sobre las teclas... el click del ratón.
Un pitido contínuo de mis oídos que me recuerda al que se metía en la cabeza después de pasar varias horas en la discoteca.
Los brillos del la pantalla que hacen insufrible mantener la vista delante de ella durante horas.
El crujir de la madera tras cada paso sobre los tablones del suelo.
Los ventiladores del servidor que no paran de jirar y aburren tanto como... no se, que me atontan.
El susto que me provoca una y otra vez 'el flisss' del ambientador repetitivo aunque el perfume adorna el ambiente.
La sensación de carga que provoca la gravedad sobre mis brazos y nalgas a lo largo del día de trabajo. Dolor de muñecas por culpa de no tener una postura acorde con la establecida.
Pies inchados, silenciados que piden un respiro cuando llego a casa.
Todas esas sensaciones que olvido y después se convierten en una contractura por no escucharlas.
Todas esas sensaciones que me hacen sentir vivo pero que las pongo a un lado porque tengo demasiadas cosas a las que atender.
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