El fin de semana pasado vi un par de películas que me enseñaron un par de cosas: Lucha por tús sueños. Esto implica que tus sueños no son ridículos a pesar de que el resto de las circunstancias digan lo contrario. A pesar de la duda sigue luchando por tus sueños y no dejes de intentar de hacer las cosas que te gustarían hacer. Digan lo que digan; cueste lo que cueste...
La siguiente cosa es que hay mucha más gente que está luchando todavía más que tú por sus sueños, esa gente, posiblemente sea un poco egocéntrica y muy crítica consigo mismo y con su equipo. Y aún así va a querer mucho a sus compañeros de trabajo porque al final solo hay una firma pero sin embargo hay personas detrás de ese trabajo: un colectivo y un lider que consigue que eso funcione como un buena máquina engrasada.
Trabajo y más trabajo. Trabajar es luchar por unos ideales. Para trabajar hay que disfrutar.
Es necesario ver las cosas desde un punto de vista diferente.
Él todo vale es fundamental...
En las guerras hay muertes y de alguna forma no nos echamos las manos a la cabeza. Nos entristecemos y como no nos afecta demasiado al día a día lo dejamos correr. Después hay otras situaciones más espeluznantes como "un hombre de familia mata a todos los miembros y luego se suicida" pero seguimos dando la vuelta y olvidamos. Tampoco nos afecta.
Después vemos sangre casi todos los domingos al pasar la fiesta que se monta el sábado noche y tampoco nos sorprendemos. Sin embargo, nos reímos cuando hacemos apología de la violencia como cuando un repartidor de pizza se asusta y desmalla al ver un, posible, muerto en un piso y un inquilino amenazante con un cuchillo en la mano. Estamos pirados y no nos damos cuenta.
La gente sobrevive y algunas veces disfruta.
Las personas disfrutan contando sus aventuras de juventud pero no se acuerdan del presente porque, simplemente, es aburrido.
¿Cuánto hay de emocional en los recuerdos?
Yo no me recuerdo de las cosas del día a día pero cuando hago retrospectiva de mi vida el cerebro se me inunda de ideas, de cosas maravillosas y divertidas que me pasaron. Sin embargo, lo que soy ahora es una amalgama como un masa gris que me rodea, no me satisface y, a veces, me entristece, creo... que me avergüenzo... no se... tampoco es eso. No me arrepiento... quizá si, de una sola cosa, ocultar que soy una persona muy emocional.
Necesito esa sensación e inspiración de otros para entrar en extasis y encenderme como una bombilla para poder dar ideas al mundo.
El trabajo, me aburre, me hace desconectar no porque sea monótono en si, sino porque la gente se pone en automático y se olvida de la emoción. Acumulamos mal estar y nos ponemos malos y al final, algunas veces explotamos... y pasan cosas raras en pequeñas dosis.
Estamos en modo cuenta atrás...1000, 999, 998,...
Después del temporal viene la calma.
Después de pasar la enfermedad, nos tenemos que olvidar y pensar en lo que podamos hacer.
Disfrutemos de nuestra familia, de nuestros amigos, de lo que nos rodea, de los días soleados en que sopla una brisa fresca con olor a primavera.
Disfrutemos.
Y, ¿Por qué no? LLoremos y pongamonos tristes y también asustémonos.
Las emociones en pequeñas dosis son buenas y necesarias.
Cabreémonos.
La siguiente cosa es que hay mucha más gente que está luchando todavía más que tú por sus sueños, esa gente, posiblemente sea un poco egocéntrica y muy crítica consigo mismo y con su equipo. Y aún así va a querer mucho a sus compañeros de trabajo porque al final solo hay una firma pero sin embargo hay personas detrás de ese trabajo: un colectivo y un lider que consigue que eso funcione como un buena máquina engrasada.
Trabajo y más trabajo. Trabajar es luchar por unos ideales. Para trabajar hay que disfrutar.
Es necesario ver las cosas desde un punto de vista diferente.
Él todo vale es fundamental...
En las guerras hay muertes y de alguna forma no nos echamos las manos a la cabeza. Nos entristecemos y como no nos afecta demasiado al día a día lo dejamos correr. Después hay otras situaciones más espeluznantes como "un hombre de familia mata a todos los miembros y luego se suicida" pero seguimos dando la vuelta y olvidamos. Tampoco nos afecta.
Después vemos sangre casi todos los domingos al pasar la fiesta que se monta el sábado noche y tampoco nos sorprendemos. Sin embargo, nos reímos cuando hacemos apología de la violencia como cuando un repartidor de pizza se asusta y desmalla al ver un, posible, muerto en un piso y un inquilino amenazante con un cuchillo en la mano. Estamos pirados y no nos damos cuenta.
La gente sobrevive y algunas veces disfruta.
Las personas disfrutan contando sus aventuras de juventud pero no se acuerdan del presente porque, simplemente, es aburrido.
¿Cuánto hay de emocional en los recuerdos?
Yo no me recuerdo de las cosas del día a día pero cuando hago retrospectiva de mi vida el cerebro se me inunda de ideas, de cosas maravillosas y divertidas que me pasaron. Sin embargo, lo que soy ahora es una amalgama como un masa gris que me rodea, no me satisface y, a veces, me entristece, creo... que me avergüenzo... no se... tampoco es eso. No me arrepiento... quizá si, de una sola cosa, ocultar que soy una persona muy emocional.
Necesito esa sensación e inspiración de otros para entrar en extasis y encenderme como una bombilla para poder dar ideas al mundo.
El trabajo, me aburre, me hace desconectar no porque sea monótono en si, sino porque la gente se pone en automático y se olvida de la emoción. Acumulamos mal estar y nos ponemos malos y al final, algunas veces explotamos... y pasan cosas raras en pequeñas dosis.
Estamos en modo cuenta atrás...1000, 999, 998,...
Después del temporal viene la calma.
Después de pasar la enfermedad, nos tenemos que olvidar y pensar en lo que podamos hacer.
Disfrutemos de nuestra familia, de nuestros amigos, de lo que nos rodea, de los días soleados en que sopla una brisa fresca con olor a primavera.
Disfrutemos.
Y, ¿Por qué no? LLoremos y pongamonos tristes y también asustémonos.
Las emociones en pequeñas dosis son buenas y necesarias.
Cabreémonos.
Comentarios
Publicar un comentario