Desde el primer
minuto he sabido que el próximo presidente de los EEUU sería Donald Trump: un
hombre carismático, borde, con carácter y que se ríe de sus errores (no son
pocos). Es una cosa que fabricó la industria de la publicidad durante años, sin
darnos cuenta. Nos lo han impuesto en los noticieros, en las películas y en la
publicidad.
Y nosotros tan anchos y contentos, sin saber ni que existía. Un mero
producto...Un mero producto de la humanidad.
Cambiando de afluente: estamos tan acostumbrados a lo que nos dictan: prensa,
radio, televisión, redes sociales, internet (en general), que cuando vemos algo
distinto y radicalmente opuesto a nuestra normalidad, nos da la sensación de
que nos están imponiendo una charlatanería que ni tragamos, ni dejamos tragar.
Me pasa con "Radio María". Una emisora que, en cualquier lugar, tan
recóndito como sea posible... nunca tiene interferencias y siempre hablando de
la fé y de lo espiritual. Tan desaparecido y bastante importante en nuestra
vida del día a día. Pero como no está de moda, no queremos saber nada de nada
con relación al espíritu y menos aún con relación a cualquier tipo de deidad.
En fin, nos escondemos dentro de la compra/venta de lo material. Tan absurdo
como comer azúcar cuando uno tiene debilidad. Necesitamos alimentarnos de cosas
más naturales y comer menos de todo. Aunque, actualmente está de moda o comer
mucho o no comer nada. Lo intermedio mejor ni tratarlo.
Necesitamos creer en ideas e intentar promulgarlas. Lo importante, no es que
sean buenas e interesante sino llenas de espíritu y que las palabras del orador
consigan convencer a los oídos del cercano haciendo sentir la calidez o la
rabia que desprendan esas palabras con voz propia.
Al final, todos somos personas con defectos, todos cometemos muchos errores,
todos somos fuertes y débiles dependiendo de las circunstancias.
La fuerza reside en el colectivo, reside en la persona que es capaz de
movilizar y hacer creer a la gente consiguiendo un resultado.
Necesitamos creer.
Después de un largo recorrido por un camino largo y tortuso un grupo de forajidos se encuentra en frente de una compuerta cerrada. Ellos pararon y esperaron un rato a ver si salía alguien a recivirlos. No podían creer que la puerta estuviese cerrada. La última vez estaba abierta y los colegas que vivían allí los recibieron con los brazos abiertos. Bueno esperaron un rato y uno de ellos se cansó y empezó a dar golpes a la piedra como un animal cabreado. Con la empuñadura como ayuda para intentar roperla a golpes. Otro de ellos (Lucas) se calentó con el pardillo loco que estaba golpeando la roca (Nicolás) y le dio un pequeño golpe con su maza a dos manos, que le asentó la cabeza... en ese momento Nicolás entró en razón. Lucas después de recoger su maza y limpiarla de unas gotitas de sangre de la nariz de su gran amigo Nicolás, saludó a la puerta recordando películas en la que la puerta habla y todo. -¡Hola! -¡Bienvenido! -¿Me puedes abrir? -Pues claro, a verlo dicho antes. -Gracia
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