Un entrelazado (entramado) con trocitos de su cerebro y cables de membrana manchados de un líquido viscoso de color ámbar rojizo feo (dando sensación de poca limpieza) dentro de una cápsula de cristal recubierta de un material plástico para resistir los golpes.
La cápsula está habilitada para conectarse con un solo clic a un aparato que contiene una batería vegetal (con forma de gran tableta de chocolate con texturas lineales y pajizas; también van unos conectores parcheados a la última fila de esta) de más de un año de duración con un pequeño ordenador para que este aparato se pueda conectar a cualquier ser vivo vertebrado que soporte el peso de 25kg.
El conjunto se compone de una cápsula que en su totalidad y llena pesa entorno a los 15kg después de la batería 7kg, ordenador de 100g y una patas mecánicas que sirven de subjección y anclaje cundo ejercen presión sobre el ser vivo.
De esta forma un animal, como un perro o un gato, puede adquirir la inteligencia y sabiduría de un ser humano mantiniendo las ventajas que pueden tener este tipo de animal: velocidad, olfato, vista,...
Lo poco que quedó de ser humano en este experimento se ajusta para que su voluntad y alma puedan ser manejadas al antojo del científico para realizar las pruebas y operaciones.
Esta tecnología, moral y éticamente mal vista, se sigue utilizando por motivos secretos.
Además se está intentando miniaturizar las baterías para que así el anclaje de este aparato sea más ligero y no desgarre a los animales más pequeños y los acabe matando por desangre.
El pobre cerebro humano que está en el interior de esa cápsula está sometido casi en su totalidad hasta que durante dos o tres al mes le dan libertad para conectarse a otro ser humano (voluntario) para ejercer su libertad y así poder disfrutar del su salario.
Aclarar que estos cerebros son cerebros reconstruídos de personas que donaron sus órganos y que murieron clinicamente de forma natural. Por lo tanto, la conciencia de esta persona estará casi eternamente entre nosotros hasta que cambien la legislación con respecto a este tema delicado.
La cápsula está habilitada para conectarse con un solo clic a un aparato que contiene una batería vegetal (con forma de gran tableta de chocolate con texturas lineales y pajizas; también van unos conectores parcheados a la última fila de esta) de más de un año de duración con un pequeño ordenador para que este aparato se pueda conectar a cualquier ser vivo vertebrado que soporte el peso de 25kg.
El conjunto se compone de una cápsula que en su totalidad y llena pesa entorno a los 15kg después de la batería 7kg, ordenador de 100g y una patas mecánicas que sirven de subjección y anclaje cundo ejercen presión sobre el ser vivo.
De esta forma un animal, como un perro o un gato, puede adquirir la inteligencia y sabiduría de un ser humano mantiniendo las ventajas que pueden tener este tipo de animal: velocidad, olfato, vista,...
Lo poco que quedó de ser humano en este experimento se ajusta para que su voluntad y alma puedan ser manejadas al antojo del científico para realizar las pruebas y operaciones.
Esta tecnología, moral y éticamente mal vista, se sigue utilizando por motivos secretos.
Además se está intentando miniaturizar las baterías para que así el anclaje de este aparato sea más ligero y no desgarre a los animales más pequeños y los acabe matando por desangre.
El pobre cerebro humano que está en el interior de esa cápsula está sometido casi en su totalidad hasta que durante dos o tres al mes le dan libertad para conectarse a otro ser humano (voluntario) para ejercer su libertad y así poder disfrutar del su salario.
Aclarar que estos cerebros son cerebros reconstruídos de personas que donaron sus órganos y que murieron clinicamente de forma natural. Por lo tanto, la conciencia de esta persona estará casi eternamente entre nosotros hasta que cambien la legislación con respecto a este tema delicado.
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