Todos nos hacemos viejos y tenemos una voluntad. Algunos la tienen mala.
Todos somos personas e intentamos mantener las formas entre nosotros.
Todos hacemos amigos y damos oportunidades.
También perdonamos.
Nos cabreamos y más con la gente más vieja.
Todos vemos a un infante y solo vemos su falta de experiencia y el golpe que se va a pegar cuando esté probando cosas. Todo ello identificándonos con él.
Debemos dejar andar a la gente y no somos capaces de hacerlo queremos que sigan el mismo "rego" que cabamos y todos tenemos libertad de elección que no suponga la imposición de otro.
Con el tiempo, adquirimos experiencia, ya no somos tan "parviños" y descubrimos la verdad.
Una verdad que da miedo.
Una verdad global que en si misma es una mentira global.
Cada uno hace un poco lo que quiere e intenta imponer su verdad.
Se crean leyes que generalizan la verdad de un país pero, al final, lo que impera es el conjunto de las personas.
Es necesario que exista un poco de todo y es necesario ser muy extricto. Nunca podemos dar ventajas a los malvados, ni a los tramposos.
Con el tiempo crecemos y dejamos de ser la persona bonita y guapa que éramos de niños. La persona a la que quería todo el mundo mayor. También nos hacemos mayores y casi nunca nos convertimos en adultos.
Seguimos queriendo las misma cosas solo que con la edad no sabemos revelarnos y olvidamos que es luchar por algo que nos importa; y simplemente observamos, nos agazapamos o acomodamos en una buena esquina sin molestar al resto de la gente.
Todos somos personas e intentamos mantener las formas entre nosotros.
Todos hacemos amigos y damos oportunidades.
También perdonamos.
Nos cabreamos y más con la gente más vieja.
Todos vemos a un infante y solo vemos su falta de experiencia y el golpe que se va a pegar cuando esté probando cosas. Todo ello identificándonos con él.
Debemos dejar andar a la gente y no somos capaces de hacerlo queremos que sigan el mismo "rego" que cabamos y todos tenemos libertad de elección que no suponga la imposición de otro.
Con el tiempo, adquirimos experiencia, ya no somos tan "parviños" y descubrimos la verdad.
Una verdad que da miedo.
Una verdad global que en si misma es una mentira global.
Cada uno hace un poco lo que quiere e intenta imponer su verdad.
Se crean leyes que generalizan la verdad de un país pero, al final, lo que impera es el conjunto de las personas.
Es necesario que exista un poco de todo y es necesario ser muy extricto. Nunca podemos dar ventajas a los malvados, ni a los tramposos.
Con el tiempo crecemos y dejamos de ser la persona bonita y guapa que éramos de niños. La persona a la que quería todo el mundo mayor. También nos hacemos mayores y casi nunca nos convertimos en adultos.
Seguimos queriendo las misma cosas solo que con la edad no sabemos revelarnos y olvidamos que es luchar por algo que nos importa; y simplemente observamos, nos agazapamos o acomodamos en una buena esquina sin molestar al resto de la gente.
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