Zombi: persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad. Atontado, que se comporta como un autómata.
Cuantas veces vimos zombis en el cine, en la televisión y todavía ahora sigue siendo un tema de interés para los jóvenes y los no tan jóvenes.
Cuando vamos al cine nos quedamos paralizados ante estas monstruosidades y en muchos casos nos hemos sobresaltado. Ahora la moda es verlos en películas de acción, en las que los protagonistas sobreviven con facilidad debido a sus abilidades fuera de lo normal. Tiros, golpes, cortes, sangre y tripas a doquier. Y el problema es que no paran de salir de todos los lados y en muchas ocasiones transformando a secundarios graciosos que aun siendo zombis da pena rematarlos ya que se mueven con cierta amabilidad y ternura.
Los protagonistas sufren por rematar a sus seres queridos después de haberse convertido en criaturas hambrientas sin vida y sin sentimientos. Nunca entenderé ese problema que ponen en todas las pelis.
Matemos al bicho y punto.
Para mi es hasta dificil matar a un capón pero una vez que matas un par de ellos uno empieza a acostumbrarse, hasta incluso, cuando procedemos a desplumarlo metiéndolo en agua hirviendo, el olor que desprende no es ni la mitad de nauseabundo que el olor que desprende un zombi arrastrándose después de llevar algunas semanas de viaje por todo tipo de terrenos inóspitos. No tengamos miedo al olor y finalicemos con la plaga de estas criaturas de fantasía que, en muchas ocasiones, se convierten en realidad en las cabezas de pirados.
Me imagino, algún día, matando a zombis, en el futuro, cuando empiece a ser una persona vieja, en el momento que mi mente estee deteriorada por el abuso y el exceso. Me imagino que en vez de matar esos bichos sea yo el loco que va en dirección contraria por la autopista y pensando, que todo el mundo que va bien por el camino, para mi, sean los locos/zombis. Zombis que una persona loca y senil tiene que matar para sobrevivir.
En conclusión, me da miedo mi mente, me doy miedo a mi mismo.
Recuerdo un documental sobre una práctica que hacían unos científicos locos sobre humanos hayá por los años, después de la segunda guerra mundial. En el que los ponían delante de una radio en donde estos operarios tenían que pulsar botones que provocaban descargas sobre un humano que se comunicaba por esa radio, olléndose gritos de dolor y palabras rogando que parase de pulsar ese botón. El tema era que esta persona era mandada por un científico estudiado de bata blanca que de alguna manera le obligaba a realizar esta práctica.
Que digo con todo esto, el experimento era para comprobar que cualquier humano en casi cualquier situación realizará cualquier cosa si se lo manda un alto cargo aunque su cabeza le dicte que eso es incorrecto. La finalidad era que un americano, un alemán o cualquier persona mataría a otra independientemente de su cultura, estudios o religión con solo un poco de presión se conseguiría en la mayoría de las personas un acto de obediencia sin oposición.
Cuantas veces vimos zombis en el cine, en la televisión y todavía ahora sigue siendo un tema de interés para los jóvenes y los no tan jóvenes.
Cuando vamos al cine nos quedamos paralizados ante estas monstruosidades y en muchos casos nos hemos sobresaltado. Ahora la moda es verlos en películas de acción, en las que los protagonistas sobreviven con facilidad debido a sus abilidades fuera de lo normal. Tiros, golpes, cortes, sangre y tripas a doquier. Y el problema es que no paran de salir de todos los lados y en muchas ocasiones transformando a secundarios graciosos que aun siendo zombis da pena rematarlos ya que se mueven con cierta amabilidad y ternura.
Los protagonistas sufren por rematar a sus seres queridos después de haberse convertido en criaturas hambrientas sin vida y sin sentimientos. Nunca entenderé ese problema que ponen en todas las pelis.
Matemos al bicho y punto.
Para mi es hasta dificil matar a un capón pero una vez que matas un par de ellos uno empieza a acostumbrarse, hasta incluso, cuando procedemos a desplumarlo metiéndolo en agua hirviendo, el olor que desprende no es ni la mitad de nauseabundo que el olor que desprende un zombi arrastrándose después de llevar algunas semanas de viaje por todo tipo de terrenos inóspitos. No tengamos miedo al olor y finalicemos con la plaga de estas criaturas de fantasía que, en muchas ocasiones, se convierten en realidad en las cabezas de pirados.
Me imagino, algún día, matando a zombis, en el futuro, cuando empiece a ser una persona vieja, en el momento que mi mente estee deteriorada por el abuso y el exceso. Me imagino que en vez de matar esos bichos sea yo el loco que va en dirección contraria por la autopista y pensando, que todo el mundo que va bien por el camino, para mi, sean los locos/zombis. Zombis que una persona loca y senil tiene que matar para sobrevivir.
En conclusión, me da miedo mi mente, me doy miedo a mi mismo.
Recuerdo un documental sobre una práctica que hacían unos científicos locos sobre humanos hayá por los años, después de la segunda guerra mundial. En el que los ponían delante de una radio en donde estos operarios tenían que pulsar botones que provocaban descargas sobre un humano que se comunicaba por esa radio, olléndose gritos de dolor y palabras rogando que parase de pulsar ese botón. El tema era que esta persona era mandada por un científico estudiado de bata blanca que de alguna manera le obligaba a realizar esta práctica.
Que digo con todo esto, el experimento era para comprobar que cualquier humano en casi cualquier situación realizará cualquier cosa si se lo manda un alto cargo aunque su cabeza le dicte que eso es incorrecto. La finalidad era que un americano, un alemán o cualquier persona mataría a otra independientemente de su cultura, estudios o religión con solo un poco de presión se conseguiría en la mayoría de las personas un acto de obediencia sin oposición.
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