Después de una larga confrontación avenida por un cabreo exageradamente provocado se levantaron los que la empezaron, empapados de sangre y sufriendo para sostenerse en pie. Se estaban mirando fijamente el uno al otro. Tenían las pupilas dilatadas pero todavía resplandecía energía de entre ambos. Rodeados de cuerpos inertes con la sangre todavía caliente y rezumando por cortes limpios provocados por espadas de una sola hoja. Estaban los dos levantando sus espadas cuando de repente aparece una masa enorme de hombre que en la cercanía era imposible visualizarlo en su totalidad. Tenía grandes brazos musculados y el cuerpo era fuerte pero no demasiado marcado. Él se mantenía estático, el tiempo parecía como si se parase mientras se esperaban nuevos acontecimientos, cuando los dos rivales que iniciaban su última embestida, apartó el pie de encima de un indice que tornaba a morado y dijo:
_ Os necesito vivos. No me hagais acabar la pelea.
Ellos continuaron y en el mismo instante en que se disponían a realizar el último corte un movimiento casi inapreciable les hizo vacilar. Cuando volvieron a enfocar al objetivo ya estaba ese hombre ahí, interponiendose entre los dos guerreros, estes sorprendidos, lo único que vieron fue un resplandor de la espada de ese engendro y seguido de eso, en un abrir y cerrar de ojos estaban desarmados, inconsciente y cargados sobre los hombros de esa mala bestia.
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