Cuando la mente nos engaña. ¿Cuántas veces nos ha pasado?
Cuantas veces decimos palabras o frases mal sonantes una y otra vez como por ejemplo: ¡Bueno, carallo!...
e irremediablemente poco después repetirlas una y otra vez como contestación o como reacción reácea a la palabrería de algún otro señor. Después de repetidas veces, durante semanas, vamos corrigiendo el tick verbal... y poco después cuando recuperamos la cordura oral... cogemos otro. En estas ocasines me siento exclavo de mis pensamientos y mal por ser un infame poco culto que no tiene mejores respuestas que un tick silábico que puede hacer gracia pero se convierte en una aberración cuando se repita en la rutina.
Cuantas veces decimos palabras o frases mal sonantes una y otra vez como por ejemplo: ¡Bueno, carallo!...
e irremediablemente poco después repetirlas una y otra vez como contestación o como reacción reácea a la palabrería de algún otro señor. Después de repetidas veces, durante semanas, vamos corrigiendo el tick verbal... y poco después cuando recuperamos la cordura oral... cogemos otro. En estas ocasines me siento exclavo de mis pensamientos y mal por ser un infame poco culto que no tiene mejores respuestas que un tick silábico que puede hacer gracia pero se convierte en una aberración cuando se repita en la rutina.
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